La Lectura Rápida Incrementa El Vocabulario
Sin duda, una parte muy importante en la lectura rápida son las palabras, o mejor dicho, nuestra relación con ellas.
Más extensas, más cortas, con mayor o menos cantidad de caracteres (letras), muy sugerentes, desapercibidas, interesantes o desconocidas, son sólo algunas de las características de estas aliadas a la hora de leer.
Por ello, es vital conocerlas y saber un poco más de ellas. En el siguiente artículo lo aprenderás.
Qué saber sobre las palabras
En toda lectura rápida y la tradicional podemos dividirlas en tres tipos para diferenciarlas
Palabras conocidas: aquellas que sabemos su significado y su relación en contexto con las demás.
Palabras desconocidas: las que no conocemos qué significan o por qué están escritas en el texto
Palabras que podemos confundir: puede ser que al momento de leerlas nos confundamos una letra o bien que no sabemos totalmente su función.
En el primer caso no tendríamos ningún tipo de inconveniente: las conocemos, sabemos su utilidad en el texto, estamos seguros de lo que quieren decir, etc. Con aquellas que son desconocidas podemos tomar dos caminos: buscar su significado en el diccionario. Si bien esto último nos lleva más tiempo, lo importante es recordarla para siguientes lecturas. Y la siguiente opción es usar alguna estrategia como inferir por contexto o a través de los prefijos griegos y latinos. La primera alternativa se refiere a encontrar el significado de la palabra relacionada con el contexto en general y la segunda es ideal ya que nuestro idioma está influenciado por otras lenguas especialmente por el latín y el griego lo que resulta excelente al momento de encontrar una palabra desconocida
Las que nos resultan dudosas nos pueden traer varios problemas, ya que seguramente nos harán releer el texto, la frase o la palabra varias veces hasta entenderla. Eso es lo que se trata de eliminar en la lectura rápida. Sin hacer regresiones también podemos utilizar el diccionario o dejarlas pasar. Tener en cuenta que la pérdida de tiempo se puede transformar en un hábito perjudicial para nuestra comprensión y nuestra velocidad.
Cuando los textos son muy complejos y todavía no somos expertos en la lectura “no tradicional” es probable que tengamos que hacer varias regresiones, consultar con otras fuentes, preguntar qué quiso decir el autor, etc, lo que llamaríamos “regresión controlada”. Por ello, para comenzar, siempre es mejor tomar un texto más sencillo, con palabras que en su mayoría sean de nuestro conocimiento.
Lectura rápida y el de vocabulario
En la lectura rápida no sólo se habla de la velocidad con que uno lee sino también en la información que queda en nuestra memoria. Se sabe que leer asiduamente nos permite a aumentar nuestro vocabulario, cultural e imaginación, menos faltas de ortografía.
Por el contrario, no tenerlo es un freno a nuestra capacidad de aumentar la velocidad de lectura, porque debemos regresar en cada momento con el fin de comprender el sentido de la frase. Esto frena el proceso y nos lleva a ser lectores “inmaduros”.
Para evitarlo, se puede confeccionar una lista de palabras que no se conocen para luego buscarlas en el diccionario. Cuando se lee un libro, por ejemplo, se pueden ir marcando las desconocidas y cuando se termina la página o el capítulo no sólo conseguir su significado sino además sinónimos, antónimos y derivados.
La próxima vez que veamos esa palabra no tendremos problemas porque estará en el grupo de las “conocidas”
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